Por allá por el año 1700 y tras un fallido intento de utilizar grasa de cerdo para curar heridas, un grupo de médicos (quienes como era menester en aquella época practicaban el oficio de peluquería), descubrió que dicha materia prima era perfecta para engrasar el cabello de su parroquiana clientela.
Si bien tal estilo de peinarse hacia atrás creció en popularidad extendiéndose por toda la región europea, sus homólogos franceses tardaron poco en descubrir que el mentado ungüento no expelía el tan deseado aroma a caballero, decidiendo por cuanto experimentar agregando manzanas a la composición. Cabe mencionar que la palabra francesa para la fruta en cuestión es Pomme.. cuyo origen da pie para lo que en nuestros días conocemos como la “célebre pomada”.
Con el pasar de los años las cosas han cambiado y tanto el uso de la grasa de cerdo como el maltrato animal han quedado atrás en el amplio sentido. Marcas como Reuzel, se enorgullecen de estar certificadas por Leaping Bunny como empresas “libres de crueldad” aun cuando el clásico aroma a manzana continúa haciendo gala de ser un ingrediente fundamental dentro de la mezcla perfecta, sin lugar a dudas.
Fuente: Reuzel